FIN DEL
CAMINO DEL SURESTE
Queda lejos
aquel 25 de octubre del pasado año cuando los peregrinos de ACASSE-VA iniciamos el recorrido, una vez más, del Camino del Sureste en la localidad abulense de
Tiñosillos. Por delante se presentaban siete etapas para completar los 165
kilómetros que nos separaban de Benavente donde se llegó el día de 27 de junio.
Intercaladas a estas siete jornadas se realizaron otras por el Camino Francés
siempre coincidiendo con el último sábado de cada mes y la peregrinación desde
Torres del Río (Navarra) hasta San Juan de Ortega (Burgos).
El objetivo
que se perseguía en el recorrido del Camino del Sureste era comprobar el estado de la señalética en cuanto
a cartelas, flechas amarillas y mojones para una actividad posterior
consistente en reparar aquellas deficiencias que se hubiesen detectado.
ACASSE-VA
se siente satisfecha por el gran respeto que muestran tanto los peregrinos como
el resto de usuarios que transitan por los caminos de nuestro entorno.
Solamente hubo que reforzar la pintura de algunas señales que se habían
decolorado con el paso del tiempo. No cabe duda que el mantenimiento de la
señalética en perfecto estado es uno de los puntales en los que se sustenta la
actuación de nuestra asociación. Cuando los peregrinos avanzan por el camino
con la seguridad de no perderse, sobre todo en zonas confusas, al encontrarse
con las indicaciones correctamente situadas, es una invitación a seguir nuestra
ruta que ellos mismos trasmiten a otros caminantes consiguiendo así una
publicidad gratuita y efectiva.
Pero
vayamos a la última etapa entre Villalpando y Benavente del mes de junio. Dos
circunstancias la hacían un tanto preocupante, la larga distancia y el tiempo
atmosférico adverso.
A las nueve
de la mañana se salía junto a la Puerta de Santiago de Villalpando. Medio
centenar de peregrinos nos disponíamos a afrontar un recorrido que se ofrecía
como un reto. Pasado el cementerio y el río Valderaduey se transita por un
camino duro y pedregoso que dificulta el caminar aunque no es óbice para marcar
un ritmo bastante acelerado. Rodeados de tierras cerealistas con la cosechas ya
recogidas se avanza hacia Cerecinos de Campos donde nos encontramos, a nuestro modesto
entender, una incongruencia que no es lo habitual en los trazados de los
Caminos de Santiago. Mientras ACASSE-VA tiene su señalización a través del
pueblo y pasando junto a la iglesia, no sabemos qué organización de la
provincia de Zamora ha puesto unos mojones dirigiendo a los peregrinos por la
carretera que circunvala la población. Esta misma situación se repite en San
Esteban del Molar colocando al camino y a los peregrinos a espaldas de ambas
localidades. Sería bueno conocer la motivación de tan desafortunada decisión.
Pasado
Cerecinos se toma una antigua zona asfaltada en la actualidad totalmente
descarnada, que durante un largo kilómetro empeora la marcha. Por aquí
transitan los caminantes prácticamente agrupados. El sol apretaba de lo lindo y
no existía la posibilidad de refrescarse junto a alguna zona sombría puesto que
durante 22 kilómetros no existe ni un solo árbol al que poder arrimarse. Estas etapas
son las que quedan para el recuerdo y las que se cuentan entre los peregrinos,
por su dureza. Los últimos kilómetros para llegar a San Esteban se hicieron por
una pista de concentración rectilínea con mucha gravilla y con continuos
toboganes haciendo que el caserío apareciera y desapareciera en el horizonte en
repetidas ocasiones. Aquí se hizo una parada para refrescar y reponer fuerzas.
Restaban 14
kilómetros para Benavente y se decidió que aquellos que lo desearan tomaran el
autobús hasta la pasarela existente en Paradores de Castrogonzalo, punto donde
se funden el Camino del Sureste con la Vía de la Plata procedente de Zamora. Solo
6 aguerridos andarines -¡nunca mejor dicho!- continuaron su andadura aventurera
hasta la ciudad benaventana. El resto partió de nuevo desde Paradores. El tránsito
por el puente medieval sobre el Esla y la zona de arbolado creó falsas expectativas
a los peregrinos pues tras salvar la
autovía por un paso inferior apareció el asfalto que con el calor sofocante
serían compañeros de fatigas hasta las calles de Benavente. A las dos del
mediodía un merecido refrigerio y el excelente menú preparado por el
restaurante Cambados cerraron la jornada jacobea.
Había
finiquitado el Camino del Sureste. Grata experiencia, sobre todo, para los
asiduos a esta actividad que tanto ha calado entre componentes y simpatizantes
de ACASSE-VA. La previsión es continuar por la Vía de la Plata hasta Astorga y
empalmar con el Francés. Pasadas las vacaciones agosteñas retomaremos el camino. Feliz verano a todos nuestros lectores.
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