viernes, 3 de junio de 2011

Y LLEGAMOS A FISTERRA

Ni el cansancio de los días de asueto de Semana Santa, ni el largo viaje hasta tierras gallegas, ni la confusión en las cercanías a Santiago hicieron mella en nuestros ánimos y a las 9 de la tarde del día 24 de abril nos presentamos en el albergue San José de Negreira los 19 peregrinos, todos socios de ACASSE-VA. Por delante nos quedan los aproximadamente 90 km que separan la ciudad del Apóstol de la “punta” del cabo de Finisterre.
Tras aposentarnos en una habitación, hubo unos minutos para las típicas gracias, bromas y toma de fotos curiosas. Posteriormente se impuso el silencio. La diana se estableció para todas las jornadas a las 6,30 horas de la mañana. La primera etapa se inicia en la Plaza del Obradoiro para finalizar en Negreira transcurridos 22 km. A las 7,30 tomamos el autobús hasta Santiago. Visita rápida a la catedral, paso ante la ya cerrada Puerta Santa, foto en la Plaza del Obradoiro y primer sello de la credencial en el Parador de Turismo Reyes Católicos. El buen tiempo nos acompañó durante toda la peregrinación haciendo más duras las últimas horas de marcha. La etapa se solventó sin grandes dificultades transitando por parajes arbolados y por el bellísimo lugar de Ponte Maceira.

Al amanecer del 26 de abril ya estamos cruzando Negreira en dirección a Santa María de Maroñas. Esperan 22 largos kilómetros sin cotas reseñables. A destacar que en torno a la aldea de A Pena un grupo de 7 unidades que circulaba en la parte de atrás se saltó un de las indicaciones y cuando se dieron cuenta se vieron obligados a desandar un kilómetro para retomar de nuevo la flecha amarilla.
Una reconfortante ducha en el albergue O Rueiro, en Vilaserio, y la comida en el mismo lugar sirvieron para reponer fuerzas y ánimos. Por la tarde, utilizando medios de locomoción, nos desplazamos a Muxía. Junto al Santuario de Nuestra Señora de la Barca y sus acantilados pudimos disfrutar de las bravas aguas del Atlántico mientras algunos, cumpliendo con la tradición, pasaron bajo la famosa piedra de Cadrís.
Tercer día de marcha entre Las Maroñas y Hospital. Se esperaba con temor el trazado al trascurrir la mayoría de los kilómetros por asfalto. La carreterilla era tranquila y poco transitada a pesar de un buen número de máquinas agrícolas y tractores que se dedicaban a la recogida de la hierba. A las peregrinas se les hizo corta la etapa debido a la puesta en escena de una coreografía que en fila de a una fueron representando en diversos tramos. Pasado el río Xallas, en el área de descanso de Ponte Olveira, el grupo más numeroso hizo un alto en el camino para el avituallamiento. El otro grupo lo hizo en Olveiroa. El sol ya se hace sentir a estas horas de la mañana, sobre todo ascendiendo al monte Sino, donde nos amenazan los numerosos “molinillos” de energía eólica. Se desciende con rapidez hasta el arroyo de Logoso donde nos refrescamos en sus cristalinas aguas. Con este empujoncito nos presentamos en Hospital. El albergue “O Camiño das Estrelas” de Cee nos recibió con sus magníficas instalaciones. A media tarde nos trasladamos a Carnota donde los más atrevidos se dieron un delicioso y fresco chapuzón en su extensa playa.
El jueves esperaba la etapa de Hospital a Sardiñeiro. Desde el alto en el que se bifurca el Camino a Muxía y el de Finisterre, hacia donde se dirigen nuestros pasos, el descenso continuo por el monte de la Armada hasta la ría, a pesar de su dureza debido al firme pedregoso, resultó espectacular, con sucesivas panorámicas del cabo Finisterre, el mítico monte Pindo, la villa de Cee y la ría de Corcubión. Durante el recorrido pasamos junto al crucero del Marco do Couto y el bucólico lugar donde se sitúa la ermita de Nuestra Señora de las Nieves.Rozaba la hora del mediodía cuando el grupo más adelantado se presentaba en la villa marinera de Cee. Reagrupación y refrigerio obligado en su centro neurálgico. Se reinicia la marcha camino de Corcubión para llegar a Sardiñeiro, en torno a la 15 horas, donde almorzamos un rico y abundante menú en un restaurante con vistas al mar. A media tarde recalamos en la coqueta localidad de Finisterre y más concretamente en el albergue Finistelae dentro del casco antiguo. Tuvimos tiempo y ganas para visitar su lonja, disfrutar de la espectacular puesta de sol a los pies del faro y degustar en el restaurante Alara, en la plazoleta del puerto de Finisterre, los productos de la zona.
Y llegó el final de la peregrinación, la etapa más esperada, el sello en el “fin de la tierra”. Se inició en Sardiñeiro y en menos de una hora, transitando entre pinos, eucaliptos y algo de asfalto, se llegaba a la playa de la Langosteira. Paseo tranquilo a través del extenso arenal recogiendo alguna que otra vieira y foto obligada en el crucero de Baixar que da paso a la calle principal de la localidad que nos llevará hasta el albergue municipal donde nos extendieron la “Fisterrá”, documento acreditativo de haber llegado al fin de la tierra en peregrinación. Desde aquí hasta el legendario “km 0,00” todo se realiza por asfalto y en suave ascenso. En los últimos 100 metros, ya en el rellano, se habla de la emoción del momento. Y comienzan los rituales: sellado de la credencial en la planta baja del faro, recorrido por el entorno contemplando las hermosas vistas, quemado de alguna parte de la indumentaria como signo purificador, instantáneas para el recuerdo mirando al infinito y recordando a las personas queridas, adquisición de algún “souvenir”…y por fin, volver sobre nuestros propios pasos, hacia los hogares de cada cual, con la noble intención de poner en práctica el pensamiento que figura grabado en un monolito metálico anclado en la zona rocosa junto al edificio del faro: “QUE LA PAZ PREVALEZCA EN LA TIERRA”.
Peregrino…¡¡¡Ultreia et suseia!!




Una vez más queremos agradecer a la Junta de Castilla y León y a la Diputación de Valladolid su colaboración con ACASSE-VA.

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