martes, 29 de septiembre de 2015

¿ES SEGURO EL CAMINO DE SANTIAGO?
Ante los desagradables acontecimientos ocurridos en los últimos meses relativos al asesinato de la peregrina estadounidense Denise Pikka Thiem y a algún otro ataque sufrido por otras peregrinas, siempre en la zona de la maragatería, seguro que por la mente de algunas de las personas (sobre todo mujeres) que en la actualidad recorren los múltiples Caminos de Santiago, así como de aquellas que piensan iniciarlos, se pasa la idea de la posibilidad de ser objetivo fácil de algún desaprensivo por el mero hecho de ser peregrinos.
Nunca más lejos de la realidad. Cierto es, que la acción reprobable de ese asesino es un incidente aislado y que no nos puede llevar a la conclusión de que la violencia está presente en cada recoveco del Camino. Todos los años recorren los Caminos de Santiago miles y miles de peregrinos y que sepamos, al menos en los últimos años coincidentes con el despegue de la nueva peregrinación, nunca había ocurrido semejante hecho, por lo tanto no creemos arriesgado afirmar que  hacer el Camino de Santiago no es más peligroso que iniciar cualquier ruta de senderismo o  de los GR.
En las múltiples etapas compartidas con otros peregrinos conviviendo en diferentes trayectos y albergues nunca hemos visto ni oído ningún tipo de altercado ni entre los propios caminantes ni entre estos con los vecinos con los que te cruzas. El Camino es seguro para cualquier hombre o mujer, aun haciéndolo en solitario, aunque en aquellos tramos que puedan producir cierto temor a la soledad conviene tomar las precauciones lógicas.
Motivado por el luctuoso caso de Denise las administraciones autonómicas han reforzado la seguridad con personal de la Policía Nacional y Guardia Civil que se hacen visibles con mucha frecuencia y en algunas ocasiones con la “invitación” a identificarte. Este tipo de actuación no se ve con buenos ojos por algunos peregrinos que piensan que es una forma de desvirtuar el camino, pero si sirve para amedrentar o impedir que estos “moscones” atemoricen a los caminantes, sean bienvenidas estas medidas preventivas que a la larga beneficián a todos.
En cuanto a la seguridad de las diferentes pertenencias se puede decir otro tanto. Aunque se ha dado algún caso de robo o hurto en los albergues, normalmente de “rateros” ajenos al camino, sigue siendo habitual dejar la mochila en el propio albergue y lo normal es que no ocurra nada reseñable. Si sopesamos que este año llegarán a Santiago a recoger la Compostela unos 250.000 peregrinos, más un 10/20 % que no lo hacen y tomando en cuenta que otros miles no recalan en la ciudad gallega, el que se produzca alguna de esas incidencias, no debe saltar la alarma, aunque haya que tenerlas presentes y evitarlas en lo posible.

Por lo tanto, sigamos con la mente y la meta puesta en la tumba del Apóstol. Preparemos todos los bártulos jacobeos y lancémonos si temor por cualquiera de las rutas que nos conducirán hasta Santiago. Que esos lamentables sucesos no nos impidan en participar abiertamente y con espíritu peregrino en esta “vía láctea” que vertebra el mundo entero y sobre todo a España y que tan repleta está de emociones, compañerismo, experiencias inolvidables y otra serie de sentimientos que conforman el haber del buen peregrino. ULTREIA ET SUSEIA.

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