ZAMORA - MONTAMARTA
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Saliendo de Zamora |
ACASSE-VA inicia las marchas del curso 2.013
– 2.014 recorriendo la Vía de la Plata.
En esta ocasión correspondió la etapa Zamora – Montamarta con una distancia de
18,5 km. El tiempo meteorológico vaticinaba fuertes aguaceros lo que no fue
óbice para que una cincuentena larga de peregrinos aceptaran el reto. La salida
de Tordesillas, con un “cielo” pleno de nubarrones, pero sin lluvia, produjo
cierto optimismo a los participantes. A medida que el autocar avanzaba hacia
Zamora se cerraba la mañana de tal forma que al entrar en la ciudad parecía que
se había desatado el “diluvio universal”.
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Crucero en Roales |
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Con decisión |
Llegamos a la Puerta de la Feria,
punto programado para el comienzo, y se planteó la posibilidad de esperar a que
escampara, pero se decidió por una gran mayoría el arrancar. Los chubasqueros,
capas y paraguas hicieron acto de presencia para la protección de tanta agua
como caía. La salida de Zamora, en cuesta continua durante un largo kilómetro,
se hizo con bastante rapidez. Ya en las afueras, pasada la cruz del Rey Don Sancho y una
estela que marca los 377 kilómetros restantes a Santiago apareció el barro, lo que dificultaba la
marcha que ya se hacía por terreno llano a través de una pista. Casi en
paralelo a la N-630 trascurrió la primera hora que dio entrada en la localidad
de Roales del Pan que nos recibe con un crucero y las figuras, a escala
real, de un belén artesanal realizado por un vecino del pueblo.
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Desmonte durante el recorrido |
Para entonces la lluvia había cesado y el sol
calentaba a intermitencias. Vino muy bien para la labor del secado de
vestimenta y calzado. Durante este tramo se caminó en grupo compacto. En Roales
se realizó el avituallamiento en el bar de la piscina. Nos ponemos de nuevo en
camino atravesando esta estirada población para abandonarla por otra
aburrida pista de concentración.
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Comida en Montamarta |
Tras una hora de llanura y
guijarros sueltos, siempre en grupo estirado, llegó lo inesperado. El desmonte
producido por las obras del AVE se ha tragado camino y señales (al menos no las
vimos ninguno) lo que nos obligó pasar al arcén de la carretera. Por ella
circulamos, a pesar del peligro por el intenso tráfico, durante unos cientos de
metros. A partir de aquí se fraccionó el grupo. Unos retomaron el itinerario
original que se intuía a unos doscientos metros de la carretera, otros
siguieron por la N-630 y algunos por una senda alternativa que se dirigía a
Montamarta ya visible a lo lejos. Restaban cuatro kilómetros y hubo que
acelerar el paso ya que una finísima lluvia amenazaba de nuevo. A las dos del
mediodía se encontraban todos los peregrinos en el restaurante Zangarrón de
Montamarta, pueblo al que se conoce como el de las cigüeñas por la cantidad de
esta aves que anidan guiadas por la orillas del cercano embalse del Esla.
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Con Mateo, el pequeño peregrino |
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Junto al "Zangarrón" |
Los
primeros en llegar aprovecharon para acercarse a la plaza mayor para visitar la
Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel
y el monumento al “Zangarrón” personaje típico de las fiestas de antruejo que
sale a la calle los días de Año Nuevo y Reyes pidiendo el aguinaldo.
Durante
la comida, muy elogiada por los comensales, se presentó a Mateo, el peregrino
más pequeño de la asociación con un mes de edad, que invitó a pastas y
chupitos. Enhorabuena a padres y restos de familiares.
1 comentario:
El pequeño peregrino no tardara en apuntarse a caminar. De momento disfrutamos con la comida y la compañía de los mejores peregrinos. Muchas gracias Antonio
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