viernes, 1 de febrero de 2013

ENTRE  LOS LÍMITES DE ÁVILA Y VALLADOLID
La marcha de trabajo del pasado día 26 de enero transcurrió el primer tramo (Tiñosillos-Arévalo-Palacios de Goda) por la provincia de Ávila y el último trayecto de 7,5 km  por la provincia de Valladolid con final en Ataquines. 
A fuer de ser sinceros y para que no se hiciese demasiado larga, la caminata comenzó en el km 38 de la carretera Ávila-Arévalo. En ese punto exacto los 54 peregrinos (como nuevos en el grupo de  los habituales lo hicieron dos de Zamora y un matrimonio de Valladolid) se ponen en camino a las 9 de la mañana. Esperan por delante 24 kilómetros, sin dificultades orográficas y con un tiempo excelente, condiciones que animaron a los participantes a salir con fuerza. 
Los primeros 10 km hasta el lugar programado para el avituallamiento en el polígono industrial de Arévalo se recorrieron a muy buen ritmo, al principio por terreno arenoso y blando por las últimas lluvias y posteriormente por una senda bordeando  un pinar, de terreno más compacto y siempre en paralelo a la carretera. Aunque el grupo se fue fraccionando poco a poco, pasado el núcleo urbano de Arévalo y junto al arco de Medina, antes de cruzar el puente sobre el río Arevalillo, se produjo un reagrupamiento que se utilizó para fotografiar la espectacular vista de la ciudad con su caserío y el castillo al frente. 
 Una suave subida nos deja junto a la ermita de la Virgen de la Caminata donde se toma a la derecha la acera de una carretera adoquinada que nos lleva al punto de descanso y…¡sorpresa! Allí nos esperaban Rebeca y Ángel 13 que iban camino de  Gotarrendura para representar a ACASSE-VA en el II Encuentro de Asociaciones del Camino Sureste-Levante. Los torreznos y choricillos de Vega de Valdetronco hacen maravillas en la recuperación física de los peregrinos. 
No hay tiempo que perder y se afrontan los  6,7 km que nos separan de Palacios de Goda con fuerzas y ánimos renovados. Por un camino muy embarrado que dificulta el caminar van pasando poco a poco los kilómetros. La ermita de Nuestra Señora de la Fonsgriega, a la entrada de la última localidad abulense nos recibe con todo su esplendor de edificio magníficamente restaurado. La calle de la Vega nos enfila hacia la salida. 
A 3 kilómetros se pasa por Honquilana, pueblo de adobe, abandonado y derruido. Desde aquí, a través de una pista de concentración  parcelaria y con la compañía de los enhiestos y silenciosos postes del tendido eléctrico nos encaminamos por una larguísima recta hasta desembocar en los aledaños de Ataquines, localidad que se sitúa al otro lado de la autovía. 
Reposición de líquidos en el bar mientras llegan los más rezagados. A las tres del mediodía los    estupendos  menús y el ágil servicio ofrecido por el restaurante los Arcos dieron paso a las felicitaciones cumpleañeras y los cánticos correspondientes. A media tarde, pues nos encontrábamos casi a las puertas de casa, llega el descanso en los respectivos hogares. 

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