ENTRE LOS LÍMITES DE ÁVILA Y VALLADOLID
La marcha de trabajo del pasado día 26 de
enero transcurrió el primer tramo (Tiñosillos-Arévalo-Palacios de Goda) por la
provincia de Ávila y el último trayecto de 7,5 km por la provincia de Valladolid con final en
Ataquines.
A fuer de ser sinceros y para que no se hiciese demasiado larga, la
caminata comenzó en el km 38 de la carretera Ávila-Arévalo. En ese punto exacto
los 54 peregrinos (como nuevos en el grupo de
los habituales lo hicieron dos de Zamora y un matrimonio de Valladolid)
se ponen en camino a las 9 de la mañana. Esperan por delante 24 kilómetros, sin
dificultades orográficas y con un tiempo excelente, condiciones que animaron a
los participantes a salir con fuerza.
Los primeros 10 km hasta el lugar
programado para el avituallamiento en el polígono industrial de Arévalo se
recorrieron a muy buen ritmo, al principio por terreno arenoso y blando por las
últimas lluvias y posteriormente por una senda bordeando un pinar, de terreno más compacto y siempre
en paralelo a la carretera. Aunque el grupo se fue fraccionando poco a poco,
pasado el núcleo urbano de Arévalo y junto al arco de Medina, antes de cruzar
el puente sobre el río Arevalillo, se produjo un reagrupamiento que se utilizó
para fotografiar la espectacular vista de la ciudad con su caserío y el
castillo al frente.
Una suave subida nos deja junto a la ermita de la Virgen de
la Caminata donde se toma a la derecha la acera de una carretera adoquinada que
nos lleva al punto de descanso y…¡sorpresa! Allí nos esperaban Rebeca y Ángel
13 que iban camino de Gotarrendura para
representar a ACASSE-VA en el II Encuentro de Asociaciones del Camino
Sureste-Levante. Los torreznos y choricillos de Vega de Valdetronco hacen
maravillas en la recuperación física de los peregrinos.
No hay tiempo que
perder y se afrontan los 6,7 km que nos
separan de Palacios de Goda con fuerzas y ánimos renovados. Por un camino muy
embarrado que dificulta el caminar van pasando poco a poco los kilómetros. La
ermita de Nuestra Señora de la Fonsgriega, a la entrada de la última localidad
abulense nos recibe con todo su esplendor de edificio magníficamente restaurado.
La calle de la Vega nos enfila hacia la salida.
A 3 kilómetros se pasa por
Honquilana, pueblo de adobe, abandonado y derruido. Desde aquí, a través de una
pista de concentración parcelaria y con
la compañía de los enhiestos y silenciosos postes del tendido eléctrico nos
encaminamos por una larguísima recta hasta desembocar en los aledaños de
Ataquines, localidad que se sitúa al otro lado de la autovía.
Reposición de
líquidos en el bar mientras llegan los más rezagados. A las tres del mediodía
los estupendos
menús y el ágil servicio ofrecido por el restaurante los Arcos dieron
paso a las felicitaciones cumpleañeras y los cánticos correspondientes. A media
tarde, pues nos encontrábamos casi a las puertas de casa, llega el descanso en
los respectivos hogares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario