PEREGRINACIONES
A SANTIAGO
Finalizó el
mes de marzo con dos actividades camineras en las que han sido protagonistas
algunos de los asociados de ACASSE-VA. Coincidiendo con las vacaciones de
Semana Santa dos parejas tomaron rumbo hasta Sarria desde donde iniciaron su
peregrinación particular. Es verdad que no les acompañó el tiempo atmosférico,
pues tuvieron lluvia en abundancia, pero no fue óbice para que en cuatro etapas
cubrieran la distancia entre la localidad lucense y Santiago.
La “aventura” era novedosa para los cuatro pues desconocían el trayecto, pero en base a lo que nos cuentan han vuelto muy satisfechos con esta experiencia. Los pueblos y aldeas por los que han transitado, los paisajes, los monumentos, los peregrinos que se han encontrado a su paso les ha llenado tanto su mochila personal que no dudan en repetir la actividad en cuanto se les presente una ocasión precisa.
La “aventura” era novedosa para los cuatro pues desconocían el trayecto, pero en base a lo que nos cuentan han vuelto muy satisfechos con esta experiencia. Los pueblos y aldeas por los que han transitado, los paisajes, los monumentos, los peregrinos que se han encontrado a su paso les ha llenado tanto su mochila personal que no dudan en repetir la actividad en cuanto se les presente una ocasión precisa.
Por otro
lado y dando cumplimiento a la programación aprobada en la Asamblea General se
realizó la “Peregrinación del Año de la Misericordia” siguiendo el trazado
portugués. Fueron 42 peregrinos de ACASSE-VA los que participaron en dicha peregrinación entre los días 30 de
marzo y 3 de abril. Utilizando cinco jornadas recorrieron los
aproximadamente 110 km existentes entre Tui y Santiago de Compostela.
A pesar de la dificultad, el esfuerzo y la complejidad que conlleva la organización para un número tan elevado de personas, a decir de los participantes, todo ha salido de acuerdo a lo que se había programado con una valoración muy alta en cuanto a la consecución de los objetivos. A excepción del último día con la llegada a Santiago, que les acompañó la lluvia, durante el resto de las etapas disfrutaron de todos los aspectos, tanto individuales como grupales, que conforman varios días de convivencia.
A pesar de la dificultad, el esfuerzo y la complejidad que conlleva la organización para un número tan elevado de personas, a decir de los participantes, todo ha salido de acuerdo a lo que se había programado con una valoración muy alta en cuanto a la consecución de los objetivos. A excepción del último día con la llegada a Santiago, que les acompañó la lluvia, durante el resto de las etapas disfrutaron de todos los aspectos, tanto individuales como grupales, que conforman varios días de convivencia.
Las caminatas, la rica y
variada gastronomía que han degustado en bares y mesones, los albergues, las localidades
tan del gusto jacobeo que se encuentran en este trazado con monumentos muy
destacables, los siempre exuberantes paisajes gallegos, las gentes con las que han
coincidido en el caminar diario y la camaradería puesta a prueba por la
totalidad de los componentes del grupo quedarán para siempre grabadas en el
curriculum personal de cada uno.
Todos han
vuelto con sus credenciales selladas, su Compostela y su Certificado de Distancia;
documentos que les servirán de recuerdo, en especial para aquellos que
realizaban por primera vez una peregrinación de este tipo y con la posibilidad
de entrar en la catedral compostelana a través de la Puerta Santa, abierta
excepcionalmente (no es Año Santo) con motivo del Año Jubilar de la
Misericordia proclamado por el Papa Francisco.
En Santiago
tuvieron tiempo para cumplir con los ritos típicamente jacobeos: Llegada a la
Plaza del Obradoiro, entrada por la Puerta Santa o del Perdón, abrazo al
Apóstol que preside el templo desde el Altar Mayor, visita a la cripta donde se
encuentran sus restos, asistencia a la misa del peregrino, salida por la puerta
de las Platerías, recogida de documentación en la nueva Oficina del Peregrino
en la calle Carretas, compra de recuerdos, tapeo por los establecimientos de
las rúas do Franco y da Raíña, para finalizar con la comida en la archiconocida
Casa Manolo.
Desde estas
páginas, ¡ULTREIA, PEREGRINOS!
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