POR EL CAMINO
ENTRE CASTRONUÑO Y TORO
Día perfecto para caminar. Fresquito por la mañana y
no muy caluroso en las horas del mediodía. Sesenta socios de ACASSE-VA se
concentraron en la plaza de Castronuño para iniciar la II etapa por el Camino
del Levante que nos llevaría hasta Toro, después de patear los veintitrés km que separan
ambas localidades pasando por Villafranca de Duero.
Decir que la
señalización deja mucho que desear. Algunas flechas han desaparecido y otras
están decoloradas pidiendo una nueva mano de pintura. Sería conveniente que a
quien le corresponda se pongan lo antes posible manos a la obra para no causar
desasosiego a los peregrinos que optan por ese tramo. Les invitamos que a partir de Medina del Campo tomen el
Camino del Sureste hacia Tordesillas, dirección Benavente, en el que no se
encontrarán con ningún tipo de problemas fruto del buen trabajo de los
componentes de ACASSE-VA. Queda anotada la llamada de atención a los que
propugnan el Camino de Levante y la invitación a los futuros peregrinos.
Retomamos la crónica de la etapa iniciada en
Castronuño. Con el ritual previo de la foto del grupo con la cartela de la
Junta de Castilla y León que colabora con ACASSE-VA en la promoción del Camino
de Santiago, se da la salida dirección
al cementerio que se deja a la derecha. La superficie del suelo se encuentra en
condiciones idóneas para caminar. Los siete km hasta Villafranca son un continuo
de toboganes que hacen mella en las piernas de los peregrinos.
Pasado el primer
kilómetro un grupo de cuarenta caminantes que encabezaba la marcha se “tragan”
la flecha amarilla tomando una senda errónea que tuvieron que desandar cuando
fueron avisados por los que circulaban en la parte trasera del pelotón. Veinte
minutos de retraso produjo el despiste, tiempo que se fue recuperando durante
el trayecto. Entre campos de amapolas y tierras recién labradas van
trascurriendo los kilómetros. A las diez se realiza el avituallamiento en pleno
centro de Villafranca. Empanada, fiambre, jamón y tinto de la localidad reparan
las fuerzas un tanto desgastadas por la dureza de este tramo.
Hay ganas de seguir adelante, pues restan dieciséis
kilómetros para arribar a Toro. Ahora el terreno se va a ofrecer totalmente
llano. Se cruza el canal y se sigue cercano al río Duero entre maizales y
choperas. Por una carreterita sin tráfico se avanza hasta el límite de la
provincia de Zamora. La hilera de peregrinos, un tanto dispersa, ofrece una
auténtica estampa jacobea que inmortalizamos con nuestras cámaras. Ya se ha
pasado a una pista de concentración, superficie mucho más agradable para los
caminantes que ahora sí, van notando el calor y comienzan a despojarse de parte
de la ropa. Se llega a la urbanización el Gejo. Toro, con su esbelta
Colegiata, parece alcanzarse con la
mano, pero aún quedan aproximadamente seis km.
A través de una larga recta,
siempre acompañados de choperas a nuestra derecha, embocamos el puente romano
sobre el Duero, en un estado de abandono que decepcionó a propios y extraños. ¡Una
pena! con desconchones y hierbajos por doquier que dificultan la aproximación
al pretil. Toro nos vigila desde lo alto. La empinada y durísima cuesta que nos
lleva a los pies de la colegiata deja sin respiración a los caminantes que
ascienden con lentitud. Enseguida se
recuperan líquidos y frescura en las terrazas de los bares de la ciudad en
las que destaca sobremanera el azul celeste de nuestras camisetas con la
leyenda:”Camino de Santiago del Sureste, Valladolid”. La famosa “Albocela” del
pueblo vacceo guarda la belleza de sus numerosos monumentos dignos de ser
visitados. Era la una y media del mediodía.
Tras el descanso nos reunimos para comer en el
restaurante Capuchinos. Yosu, el jefe de cocina, preparó unos platos que
hicieron las delicias de los setenta comensales, algunos llegados a la hora del
yantar. En la sobremesa se felicita a Isabel, por su cumpleaños y a Juan Carlos
y Ana (que se conocieron durante la peregrinación que ACASSE-VA organizó el AÑO SANTO del 2.010) por su cercana boda.
Los tres invitaron a pastas y licores artesanales. Como ya es costumbre, se
cerró la jornada con cánticos y bailes tradicionales. A las seis de la tarde
partimos hacia Tordesillas.
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