viernes, 2 de octubre de 2009

OTROS CAMINOS DE SANTIAGO (III)
(El Camino Inglés)

La semana del 20 al 26 de septiembre pasado nos fuimos, un año más, de camino de Santiago. Esta vez nos decidimos por el Camino Inglés. Desde Ferrol hasta Santiago de Compostela tuvimos una experiencia muy enriquecedora durante los aproximadamente 120 km que separa ambas ciudades. El buen tiempo nos acompañó, cosa que no nos ocurrió con otros peregrinos durante todas las etapas, ya que coincidimos con nueve y todos extranjeros. El camino, en sus primeros cuarenta km circunda las rías de Ferrol y de Betanzos. Paisajes y pueblos (Ferrol, Neda, Cabanas, Pontedeume, Miño, Betanzos) con encanto. Posteriormente se introduce en el interior pasando por innumerables aldeas “sin nombre”, al no aparecer ningún rótulo que las identifiquen. Desde su inicio se encuentra perfectamente señalizado con mojones (casi todos sin kilometraje, pues algún “gracioso” se los ha llevado) y con las flechas amarillas. Algunos tramos fueron de gran dureza debido a las largas y empinadísimas cuestas que para sí quisieran Contador y compañía…seguidos de pronunciados descensos que terminaban de hacer la faena del desgaste físico. Otros fueron deliciosos “paseos” a través de bosques de eucaliptos y castaños ofreciendo su fruto, de zonas plagadas de laureles, de arroyos de aguas cristalinas, de verdes y frescas praderas que, a decir verdad, invitaban al descanso. A pesar de todo, el sábado a las 12 de la mañana y después de recoger la “compostela” participamos en la misa del peregrino, en la que hicieron referencia de este grupo de la parroquia de Tordesillas. Tras el “vaivén” del botafumeiro, el abrazo al Santo y un “frugal” ágape regresamos a nuestros hogares pensando ya en el 2010, que será AÑO SANTO.

Trascribimos una breve reseña de esta ruta: “El Camino Inglés era la ruta preferida por los peregrinos procedentes de los Países Escandinavos, Flandes, Los Países Bajos, el mundo del Báltico, el Norte de Francia y, ante todo, por los romeros ingleses e irlandeses para llegar a Galicia. Los peregrinos arribaban a las costas gallegas en embarcaciones de poco calado (navíos de transporte de mercancías, cocas, etc.) que podían llegar con facilidad a cualquier rincón. Se tienen noticias documentales de desembarcos de este tipo ya en el siglo XI, como el realizado por una expedición danesa iniciada en Dinamarca desde las costas inglesas hasta La Coruña. En la expedición viajaban algunos Cruzados, que hicieron escala en Santiago para visitar el sepulcro del Apóstol antes de llegar a Jerusalén.. Los peregrinos que escogían el Camino Inglés encontraban la protección de los monasterios y los hospitales; así, por ejemplo, desde el Ferrol y La Coruña el camino era más leve gracias a la Orden Hospitalaria del Sancti Spiritus; a partir del siglo XIV se sumará a ella, en la protección de los romeros, la Orden Franciscana. La andadura de los peregrinos hasta el sepulcro del Apóstol arrancaba desde los puertos de La Coruña o El Ferrol. En las zonas de mayor importancia estratégica se levantaron torres de defensa. El siglo XV constituyó el momento de esplendor para esta bella ruta, impresionantemente rica en patrimonio histórico-artístico.”

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