ENTRE SAN MARTÍN DEL
CAMINO Y RABANAL


Los peregrinos de ACASSE-VA
esperaban con expectación esta marcha jacobea de fin de semana. No en vano
había que recorrer 45 kilómetros en dos jornadas y con amenaza de lluvias
intensas. A pesar de ello participaron un total de cuarenta y dos caminantes
que quedaron muy satisfechos del desarrollo de la actividad.

En esta localidad, que se cita en la novena etapa del Códex
Calixtinus, se realizó el avituallamiento y está ubicado el maravilloso
albergue San Miguel que nos acogería para la pernocta y el desayuno.

Decir que
este albergue se ha transformado en una auténtica pinacoteca con las obras que
durante su estancia realizan los peregrinos (también nuestra joven peregrina
hizo sus pinitos con una obra dedicada a Tordesillas en el Camino del Sureste).


A la salida de esta población el
camino primitivo (hay una segunda opción que sigue la carretera) se dirige a
través de Villares de Órbigo y Santibáñez de Valdeiglesias por un camino
rompepiernas, muy duro, pedregoso y con abundantes toboganes que nos acercaría,
con ciertas dificultades, al crucero de Santo Toribio.


El grupo ya salió
fraccionado desde Hospital y así continuó hasta san Justo de la Vega donde el
autobús recogió a los peregrinos y los trasladó hasta el albergue. Sin tiempo
que perder la comida se hizo en el restaurante los Ángeles en un amplio
comedor. Mediada la tarde se realizó una visita a la ciudad de Astorga. Eran
las 10 de la noche cuando el hospitalero pidió silencio, que la gente respetó, pues
había que madrugar para la etapa siguiente.


Con las primeras luces del
domingo se comenzó a caminar en San Justo de la Vega. En una hora se llegó
hasta Astorga que se cruza para tomar un
andadero hasta Murias de Rechivaldo. A partir de aquí se formaron varios
grupetos que a buen ritmo (la etapa era larga) avanzaban hacia Santa Catalina
de Somoza donde se hizo una parada para “repostar” fuerzas en compañía de
numerosísimos peregrinos en tránsito hacia Santiago. ¡No nos imaginábamos que
en esta época el flujo de caminantes fuera tan intenso!

A unos cientos de metros de Rabanal, ya por la
carretera, destaca a la izquierda los restos del mítico roble del peregrino derribado
por el viento en noviembre de 2.013.


Cuando llegaban las últimas unidades junto
a la ermita de la Vera Cruz de la localidad maragata (fin de la novena etapa
del Códex Calixtinus) una fina lluvia hizo acto de presencia lo que no impidió
tomar un refrigerio en los bares del pueblo.


El retorno se hizo en autobús
hasta Castrillo de los Polvazares donde degustamos un pantagruélico “cocido
maragato” espléndidamente servido por los propietarios del mesón la Magdalena.
Al atardecer se llega a Tordesillas con el grato recuerdo de un magnífico fin
de semana en convivencia con buenos amigos.
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