jueves, 17 de octubre de 2013

ZAMORA - MONTAMARTA
Saliendo de Zamora
ACASSE-VA inicia las marchas del curso 2.013 – 2.014 recorriendo  la Vía de la Plata. En esta ocasión correspondió la etapa Zamora – Montamarta con una distancia de 18,5 km. El tiempo meteorológico vaticinaba fuertes aguaceros lo que no fue óbice para que una cincuentena larga de peregrinos aceptaran el reto. La salida de Tordesillas, con un “cielo” pleno de nubarrones, pero sin lluvia, produjo cierto optimismo a los participantes. A medida que el autocar avanzaba hacia Zamora se cerraba la mañana de tal forma que al entrar en la ciudad parecía que se había desatado el “diluvio universal”. 
Crucero en Roales
Con decisión
 Llegamos a la Puerta de la Feria, punto programado para el comienzo, y se planteó la posibilidad de esperar a que escampara, pero se decidió por una gran mayoría el arrancar. Los chubasqueros, capas y paraguas hicieron acto de presencia para la protección de tanta agua como caía. La salida de Zamora, en cuesta continua durante un largo kilómetro, se hizo con bastante rapidez. Ya en las afueras,  pasada la cruz del Rey Don Sancho y una estela que marca los 377 kilómetros restantes a Santiago apareció el barro, lo que dificultaba la marcha que ya se hacía por terreno llano a través de una pista. Casi en paralelo a la N-630 trascurrió la primera hora que dio entrada en la localidad de Roales del Pan que nos recibe con un crucero y las figuras, a escala real, de un belén artesanal realizado por un vecino del pueblo.
Desmonte durante el recorrido
Para entonces la lluvia había cesado y el sol calentaba a intermitencias. Vino muy bien para la labor del secado de vestimenta y calzado. Durante este tramo se caminó en grupo compacto. En Roales se realizó el avituallamiento en el bar de la piscina. Nos ponemos de nuevo en camino atravesando esta estirada población para abandonarla por otra aburrida pista de concentración.
Comida en Montamarta
Tras una hora de llanura y guijarros sueltos, siempre en grupo estirado, llegó lo inesperado. El desmonte producido por las obras del AVE se ha tragado camino y señales (al menos no las vimos ninguno) lo que nos obligó pasar al arcén de la carretera. Por ella circulamos, a pesar del peligro por el intenso tráfico, durante unos cientos de metros. A partir de aquí se fraccionó el grupo. Unos retomaron el itinerario original que se intuía a unos doscientos metros de la carretera, otros siguieron por la N-630 y algunos por una senda alternativa que se dirigía a Montamarta ya visible a lo lejos. Restaban cuatro kilómetros y hubo que acelerar el paso ya que una finísima lluvia amenazaba de nuevo. A las dos del mediodía se encontraban todos los peregrinos en el restaurante Zangarrón de Montamarta, pueblo al que se conoce como el de las cigüeñas por la cantidad de esta aves que anidan guiadas por la orillas del cercano embalse del Esla.
Con Mateo, el pequeño peregrino
Junto al "Zangarrón"
Los primeros en llegar aprovecharon para acercarse a la plaza mayor para visitar la Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel y el monumento al “Zangarrón” personaje típico de las fiestas de antruejo que sale a la calle los días de Año Nuevo y Reyes pidiendo el aguinaldo.
Durante la comida, muy elogiada por los comensales, se presentó a Mateo, el peregrino más pequeño de la asociación con un mes de edad, que invitó a pastas y chupitos. Enhorabuena a padres y restos de familiares.


1 comentario:

Unknown dijo...

El pequeño peregrino no tardara en apuntarse a caminar. De momento disfrutamos con la comida y la compañía de los mejores peregrinos. Muchas gracias Antonio