lunes, 5 de diciembre de 2011

LA CRUZ DE LOS FARRAPOS

“Los peregrinos, una vez llegados a la catedral, daban el abrazo al Apóstol y a continuación se dirigían a la “Cruz dos Farrapos” (la cruz de los harapos) donde realizaban el aseo de su indumentaria”. Esta cruz se encuentra en los tejados, sobre la girola de la Catedral de Compostela. La cruz es de cobre, de unos dos metros de altura y está incrustada en un bloque de piedra en forma de cordero. A los pies de esta cruz, antiguamente, concluía la peregrinación a Compostela. Existe en su base una construcción en piedra a modo de horno abierto donde los peregrinos acudían para despojarse de las vestimentas que les habían servido durante el camino y las sustituían por otras limpias donadas por el cabildo catedralicio. En un acto entre ritual e higiene procedían a quemarlas en la pira, a los pies de la cruz como signo de renuncia a su vida anterior y de inicio de una vida nueva. La piedra permanece calcinada y renegrida todavía pudiéndose ver desde la plaza de la Quintana. Algunos peregrinos medievales afirmaban que quien no podía pasar por el agujero que la cruz tiene en el medio, estaba en pecado mortal.
No se sabe con certeza el origen de esta práctica, aunque ya en el siglo XVI aparecen datos de su existencia.

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