sábado, 9 de enero de 2016

¿PERDERSE EN EL CAMINO?
Para este año que iniciamos hace unos días se auguran buenas esperanzas de cara a la peregrinación. A lo largo del 2.015 culminaron el Camino de Santiago 262.436 personas procedentes de 179 países del mundo (datos de la Oficina del Peregrino) quedando muy cerca de los 272.412 del último Año Santo de 2.010. Si tenemos en cuenta que nos encontramos en pleno Jubileo Extraordinario de la Misericordia no es de extrañar que dentro de 366 días estemos hablando de un nuevo record de peregrinos que recogerán la Compostela.

De ahí que en el momento de preparar la peregrinación hacia la tumba del Apóstol, quien más quien menos, a pesar de haber consultado a través de las páginas de internet, de las innumerables guías editadas o de la información de algún veterano en estos menesteres sobre todos los datos necesarios para asegurar una completa peregrinación, le suele aparecer la preocupación de extraviarse durante el recorrido. Las probabilidades de que esto ocurra son relativamente escasas. Generalmente el camino está perfectamente señalizado aunque siempre existe la posibilidad de que factores meteorológicos como la niebla o la nieve, o el caminar de noche o distraídamente nos jueguen una mala pasada. No son necesarios ni GPS, ni brújulas, ni otros medios más sofisticados; tan solo consiste en seguir la flecha amarilla y si en caso de despiste o cansancio pierdes el camino, lo más seguro es desandar lo andado hasta retomar la última flecha. Retroceder es mejor que caminar angustiado. El despiste es siempre fruto de la falta de atención. Caminar un tramo sin señales de confirmación nos produce una preocupación que se transforma en alivio cuando vuelves a ver una de ellas. Lo mejor es seguir las indicaciones del “camino oficial” y no tomar opciones alternativas porque obedecen a intereses alejados del sentir peregrino y pueden dar lugar a confusiones no deseadas.
La señalética más característica que nos encontramos al realizar cualquiera de los Caminos de Santiago que vertebran el territorio nacional es la conocida flecha amarilla que la encontraremos por todas partes: piedras, bifurcaciones, paredes, esquinas, postes, árboles, tuberías, mojones, en el suelo, etc. El creador de ella fue el cura de O Cebreiro Elías Valiña. En la década de los setenta del siglo pasado, utilizando la pintura amarilla que le proporcionaron unos peones camineros que pintaban las líneas de la carretera en obras de la zona gallega, comenzó a señalizar el camino desde los Pirineos hasta la plaza del Obradoiro. Desde entonces es la marca señera e internacional del Camino.
A  lo largo de los diferentes trayectos jacobeos con encontramos con otro tipo de señales. La más frecuente es la vieira, también amarilla, sobre fondo azul grabada en azulejos que se colocan en fachadas o muros, incrustada en hitos kilométricos o en señales de tráfico. Esta señal identifica el Camino como Itinerario Cultural Europeo. También aparecen vieiras de bronce en zonas peatonales de alguna de las ciudades o grandes poblaciones por donde pasa el itinerario peregrino.
Además de las señales descritas y que son específicas del Camino de Santiago, también nos podremos guiar por las de tráfico con iconos jacobeos, cintas amarillas atadas a las ramas de los árboles, paneles informativos y otras artesanales confeccionadas por las Asociaciones dispuestas a lo largo de la ruta que ayudarán a no perderse. Si aún apareciesen las dudas siempre quedará el recurso de preguntar a los lugareños o a otros peregrinos que seguro te prestarán ayuda e información.

Si nos detenemos en el Camino del Sureste estamos en condiciones de asegurar que desde su partida en el sureste español (Alicante, Benidorm, Villajoyosa, Jávea o Cartagena) hasta su final en la plaza del Obradoiro cualquier peregrino que no “pierda” de vista la señal amarilla recorrerá los aproximadamente 1.092 km sin incidencias (el paso por la ciudad de Albacete tiene algunas dificultades ya en vías de solución). Para que esto se cumpla, las doce asociaciones jacobeas relacionadas con este camino trabajan durante el año para revisar los tramos que tienen asignados. Esta actividad garantiza a cada peregrino que su caminar siempre será el correcto. Animamos a todos los futuros caminantes y en especial a los más pusilánimes a que se lancen al camino invocando el grito de ¡ULTREIA! y disfruten de los aconteceres diarios que depara el camino.

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